¿Qué es el pensamiento de diseño?
Innovación = Personas + Tecnología + Economía
¿Cuál es el origen del pensamiento de diseño?
Los principios del pensamiento de diseño
Equipos interdisciplinarios
Espacios variables
Procedimiento claro
El proceso a seguir cuando se emplea el pensamiento de diseño
Modelo del doble diamante: se da espacio para comentar los problemas y buscar soluciones
Los 6 pasos del pensamiento de diseño
Más que un método: la mentalidad que esconde el pensamiento de diseño
El pensamiento de diseño y otros métodos ágiles
El pensamiento de diseño en la práctica
Productos, servicios y modelos de negocio innovadores... En los tiempos que corren, las empresas necesitan generar nuevas ideas constantemente. ¿Qué productos desean obtener nuestros clientes? ¿Qué esperan de nuestros servicios? ¿Cómo podemos mantenernos a flote y consolidarnos en el mercado? Un sinfín de preguntas que se pueden resolver con el pensamiento de diseño o design thinking, ya que este nos permite desarrollar soluciones creativas de forma sistemática. En este artículo descubrirás cómo funciona este concepto y qué hay detrás del pensamiento de diseño.
El pensamiento de diseño es un método de innovación sistemático que nos ayuda a resolver problemas complejos y a desarrollar ideas creativas. Los nuevos productos y servicios se conciben desde el punto de vista del usuario. El objetivo es crear un verdadero valor añadido para ellos y aportar al mercado soluciones que sean aptas para el día a día. Dado que el proceso de innovación está fuertemente orientado hacia las necesidades y deseos de los usuarios, el pensamiento de diseño se considera un método centrado en el ser humano.
Las innovaciones se crean en una interfaz que combina el factor humano, tecnológico y económico. Esto quiere decir que los resultados del proceso no solo benefician a los usuarios, sino que también son técnicamente factibles y económicamente viables. Poniendo en práctica sus ideas en las primeras fases del proceso y recabando la opinión de los usuarios, el equipo que trabaja con el método del pensamiento de diseño consigue que las soluciones se acerquen cada vez más a las expectativas de los usuarios y del mercado. Incluso las ideas que no resultan económicamente viables o que a priori son imposibles de aplicar pueden adaptarse con el tiempo. De este modo, desarrollamos productos y servicios que se vuelven comercializables y competitivos.
El pensamiento de diseño tiene sus orígenes en la agencia de innovación y diseño IDEO de Silicon Valley en la década de 1990. Este enfoque se siguió desarrollando en la Universidad de Stanford y pronto fue conocido mucho más allá de la escena tecnológica. Lo bueno del pensamiento de diseño es que se puede adaptar a cualquier sector. Al fin y al cabo, ponerse en la piel de los propios usuarios y desarrollar soluciones paso a paso es algo que puede aplicarse en casi todas las empresas.
El pensamiento de diseño consta de tres elementos centrales:
los equipos interdisciplinarios (las personas)
los espacios variables (el lugar)
y los procedimientos claros (el proceso)
Los equipos que siguen el método del pensamiento de diseño suelen estar formados por cinco o seis personas con diferentes trayectorias profesionales e, idealmente, también diferentes biografías y personalidades. Cuanto más heterogéneo sea el equipo, mejor que mejor. Porque de este modo cada persona aporta su perspectiva única al problema: en la colaboración creativa confluyen ideas diversas que pueden trascender los límites departamentales. Es importante que no exista ningún tipo de competencia entre los miembros del equipo: «¿Quién tiene la mejor idea?» «¿Quién va a conseguir que su idea se lleve a cabo?». Lo ideal es que todos trabajen juntos para lograr el mejor resultado posible.
Es bastante difícil que en una sala de conferencias de paredes blancas y sillas cómodas aflore la creatividad. Para animar al equipo a pensar de forma creativa e intercambiar ideas, es útil disponer de un espacio atractivo con materiales de trabajo adecuados. Post-its, rotafolios, utensilios para hacer manualidades, diferentes zonas para sentarse, espacio para construir maquetas... Esto facilitará que el equipo se ponga manos a la obra. Tienes que imaginarte este espacio como un taller en el que reina el caos creativo. Y para que el flujo de trabajo no se interrumpa, porque, por ejemplo, haya que ordenar la sala para dejarla libre para otros equipos, debes reservarla exclusivamente para vuestro proyecto por el tiempo que necesitéis. Así, el equipo tendrá un espacio en el que recopilar todas las ideas y prototipos y hacer visibles todas las etapas de trabajo. Porque uno de los principios centrales del pensamiento de diseño es, cómo no, la visualización.
Vale, está bien que reine el caos creativo, pero siempre siguiendo un sistema. Los equipos que trabajan con el método del pensamiento de diseño siguen un proceso claramente definido. Cada fase es un subpaso importante en el camino hacia el éxito de la innovación y puede llevarse a cabo utilizando diferentes métodos. Por regla general, cada una de las fases tienen lugar varias veces y no una sola. Deben sucederse tan a menudo como sea necesario, ya que es posible que el equipo tenga que recular en algún momento para recalibrar los procesos. El pensamiento de diseño no es, por tanto, un proceso lineal: las etapas no se suceden unas a otras en un orden definido, sino que pueden repetirse en medio del desarrollo del producto si es necesario. Se trata de un procedimiento iterativo.
Al utilizar este método, los procesos pueden ilustrarse utilizando varios modelos. El modelo del doble diamante y el de los seis pasos o fases son los más conocidos.
Este modelo describe el pensamiento de diseño como un proceso dividido en dos fases:
Fase divergente: aquí el equipo se ocupa intensamente del problema a resolver desde el punto de vista del usuario.
Fase convergente: se trata de desarrollar y probar nuevas ideas para resolver el problema.
En un primer paso, ambas fases tendrán lugar al mismo tiempo. Esto quiere decir que se adopta una visión amplia del tema y se da cabida a diferentes perspectivas. Al finalizar las fases, el equipo condensa toda la información recibida, la define la estructura y se centra en una perspectiva común. Esta apertura y cierre de las fases puede visualizarse mediante dos rombos.
Las fases del problema y la solución comprenden cada una tres pasos concretos.
Pasos en la fase del problema:
Comprender: identificar, analizar y comprender exhaustivamente el problema
Observar: observar y preguntar a los clientes para comprender el problema desde su punto de vista (por ejemplo, con mapas del recorrido del cliente o entrevistas)
Definir la perspectiva: derivar los puntos de dolor claves de los clientes y definir una perspectiva común sobre el problema a resolver
Pasos en la fase de soluciones:
Idear: generar nuevas ideas (por ejemplo, con técnicas de creatividad como la lluvia de ideas o el método Walt Disney), evaluarlas y priorizarlas
Desarrollar prototipos: diseñar y construir los primeros modelos y prototipos (por ejemplo, a partir de bloques, cubos o papel)
Probar: poner los prototipos en fase de prueba y hacer que los evalúe el grupo destinatario
El pensamiento de diseño no es solo un método sistemático, sino también una actitud y una cultura de trabajo. Para que un equipo heterogéneo desarrolle un producto nuevo, orientado al usuario y al mismo tiempo rentable, necesita una mentalidad abierta e innovadora. La curiosidad, el valor y la voluntad de cambio se complementan con la empatía, tanto para los usuarios como para los compañeros, y la colaboración. Una buena dosis de tolerancia a la frustración tampoco viene mal, por ejemplo, si un prototipo no es bien recibido por los usuarios o ya se ha vuelto a la fase de lluvia de ideas.
Al ser un método de innovación flexible e iterativo, el pensamiento de diseño encaja perfectamente en el panorama de los métodos ágiles. Otros métodos ágiles como kanban o scrum pueden combinarse fácilmente con el proceso del pensamiento de diseño. Por ejemplo, tu equipo puede desarrollar una innovación con el pensamiento de diseño y luego implementarla en un proyecto scrum que esté listo para el mercado.
Vale, ahora ya te has hecho una idea de cómo funciona el pensamiento de diseño. La teoría ya la tienes. ¿Te interesa también saber cómo poner en práctica un proyecto de este estilo? Con nuestro curso «El pensamiento de diseño en la práctica» podrás meterte de lleno en el funcionamiento de un proyecto real. Además, el curso contiene información detallada y sugerencias para que puedas implementar el pensamiento de diseño en tu día a día laboral.